Roma, la gran metrópoli, se había convertido en ruinas en la Edad Media, y los fragmentos ruinosos de la antigüedad se convirtieron en testigos silenciosos de un esplendor desvanecido: cuan grande fue Roma una vez, se aprecia todavía en sus ruinas.
La vieja polémica entre lo viejo y lo nuevo, entre mantener las ruinas de un pasado glorioso o restaurarlas a como dé lugar, cada tanto reverdece. Pero otras veces, la polémica simplemente deja paso a la contemplación entre admirada y respetuosa. Es lo que ocurre con las ruinas romanas, las que están en la propia Roma o las que se encuentran en cualquiera de las ciudades fundadas por el Imperio a lo largo y a lo ancho de lo que rodeaba el Mare Nostrum, es decir, el Mar Mediterráneo (Nuestro Mar). La cultura del Imperio Romano, esa "romanidad" sembrada en cada uno de los territorios conquistados, se percibe en múltiples escenarios que van desde la arquitectura, la pintura y la escultura, hasta el Derecho, la ciencia, la literatura, el teatro, la ingeniería, la política, la religión o la mitología. Y si bien esa romanidad le debe mucho a su maestra, la Antigua Grecia, no es menos importante el aporte fundante de otros pueblos, como los etruscos, y como los de cada uno de los pueblos a los que Roma incorporaba a sus territorios. Pero la importancia de Roma radicó, precisamente, en que con sus conquistas, difundió como ninguna otra cultura una forma de ser y de vivir. Esto se percibe ya desde la manera en que las ciudades romanas eran fundadas, allí donde iban. Con el esquema básico del campamento militar, en cada ciudad se diseñaba una "cuadrícula" partiendo de dos calles principales: el cardo y eldecumano, trazadas en forma perpendicular, y a partir de ellas se ubicaban las otras "calles" así como los principales edificios funcionales a las diferentes actividades. A medida que crecían y se desarrollaban, todas las ciudades fundadas contaban con sus templos, sus baños públicos, sus termas, teatros, anfiteatros, acueductos, calles empedradas, mercados y palestra. Muchas de las famosas capitales de la Europa actual o de ciudades del Norte de África, conservan esas antiguas calles principales como parte de la propia ciudad actual.
Pero si algo definía a la ciudad romana era el FORO. El foro era el centro, el corazón de la vida pública de los romanos, tanto en la propia Roma como en cualquiera de las ciudades romanas que fueran creadas por el Imperio. Allí se concentraban los edificios más importantes de la vida ciudadana, los relacionados con la política, el comercio y la justicia. Allí estaban las basílicas (donde se exponían los casos legales), por ejemplo, edificios que luego sirvieron como modelo arquitectónico para los primeros templos cristianos; la Curia (antigua cámara del Senado), los templos y los arcos de triunfo. Y también estaba la rostra, una especie de plataforma en la que se realizaban los discursos públicos. El foro era el escenario de los grandes acontecimientos políticos de la ciudad, y su forma tanto como su significado fueron trasplantados también a América, especialmente por vía de los conquistadores españoles. Nuestra Plaza de Mayo, con su Casa Rosada (de gobierno), la catedral, el Banco Central, el Ministerio de Economía, el Cabildo y el palacio comunal, es lo más parecido al foro romano que pudimos tener. Y su carga simbólica respecto de la vida ciudadana todavía hoy, dan fe de ello. Decir "ir a la Plaza" o manifestarse en la plaza, en nuestra vida ciudadana, es lo más parecido a lo que representaba "ir al foro" para los romanos. De manera que es más a los romanos que se lo debemos, que a los españoles.
El descubrimiento de una casi intacta Pompeya gracias (o por culpa de) a la erupción del Vesubio, permitió tener un testimonio excelente de lo que pudo haber sido una ciudad romana, y permitió también, en su momento, revalorizar muchas riquezas artísticas que, durante la Edad Media, habían sido dejadas de lado por la irrupción del cristianismo.
Pero la noticia hoy con respecto al Foro Romano la da el diario La República, de Italia. Se cuenta que, a partir de ahora, el foro romano estará iluminado durante la noche, hasta las 2 de la mañana. Apenas media hora después de la caída del sol, cuarenta reflectores estallarán iluminando 9 de los principales monumentos del foro, transformando la penumbra nocturna en una serie de islas iluminadas.
Como dicen los arqueólogos, el pasado no se encuentra "hacia atrás", sino "hacia abajo". Por esa razón muchos yacimientos arqueológicos se encuentran a un nivel bastante más bajo que el de la ciudad o el territorio. Esto también ocurre con el actual foro romano.
Si bien las ruinas de un pasado glorioso convocan el entusiasmo de propios y extraños, también es generalizado el interés que despiertan las reconstrucciones. Es muy famosa una espectacular maqueta de enormes dimensiones que se encuentra en el Museo de la Civiltá romana (en el EUR), y que muestra cómo debió ser la Roma de la época de Augusto.
también existen reconstrucciones gráficas, en las que se superponen por transparencia dichas imágenes sobre fotografías actuales de los mismos edificios:
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